Julio: "Manejando nuestras emociones"
29.06.2016 13:51
Relacionándose con las personas, los bebés llegan a conocer el mundo y su lugar en él. Las relaciones ofrecen el contexto amoroso que es necesario para consolar, proteger y animar a un niño y fortalecerlo para enfrentar el estrés. Mediante las relaciones, los niños pequeños desarrollan el bienestar social-emocional, lo que incluye la capacidad de entablar relaciones satisfactorias con otros, jugar, comunicarse, aprender, hacer frente a dificultades y experimentar los sentimientos. Además, las relaciones de tierno cuidado son esenciales para que el niño desarrolle la confianza en otros, la empatía, la compasión, la generosidad y la conciencia. El bienestar social-emocional a menudo se denomina ‘salud mental infantil’ entre los profesionales que trabajan con niños pequeños. En resumen, se trata de la capacidad que un niño desarrolla para experimentar y controlar los sentimientos, entablar relaciones seguras, explorar y aprender, dentro del contexto de la familia, la comunidad y la herencia cultural del niño. Cuide a su niño respondiendo a las necesidades del pequeño. Elena está dando de comer cereal a su hija de 8 meses, Jessica. La nena agarra la cuchara de la mano de Elena e intenta darse de comer a sí misma. Elena casi agarra la cuchara, pero en vez de hacerlo espera para ver lo que pasará luego. Los intentos de Jessica para alimentarse son lentos y la niña derrama mucho cereal, pero logra meter un poco a la boca. Elena observa que Jessica está absorta en comer por sí misma, pero también nota que la niña realmente no logra comer mucho cereal. Para resolver el problema, Elena saca otra cuchara y ofrece cereal a Jessica para complementar los esfuerzos de su hija. Aunque parezca simple lo que Elena hizo, puede ser bastante difícil. Cuesta tiempo aminorar la marcha de una actividad y fijarse en lo que hace un niño, u observarlo, a fin de aprender lo que su comportamiento puede significar. En este caso, Jessica enviaba el mensaje: “Mira, quiero intentar darme de comer a mí misma con una cuchara. ¡Puedo hacerlo!” Elena tenía que estar dispuesta a apartar un rato, tolerar un poco de suciedad y encontrar una manera de satisfacer las necesidades de Jessica, tanto de alimento para nutrir su cuerpo, como de una oportunidad de intentar algo nuevo – lo que nutre la mente. ¿Con cuánta frecuencia observa usted lo que hace su hijo? Desde luego que la respuesta es: “Lo observo todo el tiempo.” Sin embargo, a menudo pasamos tiempo con nuestros niños sin observarlos detenidamente. El observar implica contemplar lo que su hijo hace, escuchar lo que dice y aprender acerca de su forma particular de abordar el mundo. Por ejemplo, ¿aborda las experiencias nuevas directamente y sin esperar, o se retira un poco para observar las cosas nuevas e ir conociéndolas poco a poco? ¿Es muy reactivo y le comunica cómo se siente, o reacciona poco y es bastante desenfadado? Podemos aprender mucho apartando un rato para pararnos y observar detenidamente lo que hacen los niños. Así se aprende mucho sobre el modo de ser de un niño. Estos indicios nos permiten discernir mejor por qué se comportan de cierta manera, lo que nos ayuda como padres, madres y cuidadores a tratarlos de una manera productiva que fomente su desarrollo. Cuando los niños perciben que los comprendemos y los tomamos en cuenta, desarrollan la confianza y un saludable amor propio. Trátelos con cariño y ternura. Sonia levanta al pequeño Jacob de la bañera. “¡Qué bonito hueles! ¡Qué guapo bebé eres!”, le dice al envolverlo en un paño suave y seco y darle un abrazo. El nene expresa su deleite con un chillido y se acurruca en los brazos de su mamá. ¡Qué divertido bañarse! Puedes hacer chapuzones y jugar cada día en un gran charco con juguetes y eres el centro de atención. A Jacob le encanta el tiempo del baño, cuando puede jugar con una pelota y Mami se encarga de mantenerlo seguro y limpiarlo. El niño sabe que está seguro y que es muy especial para esta persona en que confía tanto. Al ver un bebé preciosito, queremos arrullar, gorjear y entretenerlo para ver su maravillosa sonrisa. Los sentimientos de cariño no surtirán tanto durante los berrinches o el llanto extendido; pero afortunadamente, la mayoría de nosotros podemos sentir amor y el Relacionándose con las personas, los bebés llegan a conocer el mundo y su lugar en él. Las relaciones ofrecen el contexto amoroso que es necesario para consolar, proteger y animar a un niño y fortalecerlo para enfrentar el estrés. Mediante las relaciones, los niños pequeños desarrollan el bienestar social-emocional, lo que incluye la capacidad de entablar relaciones satisfactorias con otros, jugar, comunicarse, aprender, hacer frente a dificultades y experimentar los sentimientos. Además, las relaciones de tierno cuidado son esenciales para que el niño desarrolle la confianza en otros, la empatía, la compasión, la generosidad y la conciencia. El bienestar social-emocional a menudo se denomina ‘salud mental infantil’ entre los profesionales que trabajan con niños pequeños. En resumen, se trata de la capacidad que un niño desarrolla para experimentar y controlar los sentimientos, entablar relaciones seguras, explorar y aprender, dentro del contexto de la familia, la comunidad y la herencia cultural del niño. Cuide a su niño respondiendo a las necesidades del pequeño. Elena está dando de comer cereal a su hija de 8 meses, Jessica. La nena agarra la cuchara de la mano de Elena e intenta darse de comer a sí misma. Elena casi agarra la cuchara, pero en vez de hacerlo espera para ver lo que pasará luego. Los intentos de Jessica para alimentarse son lentos y la niña derrama mucho cereal, pero logra meter un poco a la boca. Elena observa que Jessica está absorta en comer por sí misma, pero también nota que la niña realmente no logra comer mucho cereal. Para resolver el problema, Elena saca otra cuchara y ofrece cereal a Jessica para complementar los esfuerzos de su hija. Aunque parezca simple lo que Elena hizo, puede ser bastante difícil. Cuesta tiempo aminorar la marcha de una actividad y fijarse en lo que hace un niño, u observarlo, a fin de aprender lo que su comportamiento puede significar. En este caso, Jessica enviaba el mensaje: “Mira, quiero intentar darme de comer a mí misma con una cuchara. ¡Puedo hacerlo!” Elena tenía que estar dispuesta a apartar un rato, tolerar un poco de suciedad y encontrar una manera de satisfacer las necesidades de Jessica, tanto de alimento para nutrir su cuerpo, como de una oportunidad de intentar algo nuevo – lo que nutre la mente. ¿Con cuánta frecuencia observa usted lo que hace su hijo? Desde luego que la respuesta es: “Lo observo todo el tiempo.” Sin embargo, a menudo pasamos tiempo con nuestros niños sin observarlos detenidamente. El observar implica contemplar lo que su hijo hace, escuchar lo que dice y aprender acerca de su forma particular de abordar el mundo. Por ejemplo, ¿aborda las experiencias nuevas directamente y sin esperar, o se retira un poco para observar las cosas nuevas e ir conociéndolas poco a poco? ¿Es muy reactivo y le comunica cómo se siente, o reacciona poco y es bastante desenfadado? Podemos aprender mucho apartando un rato para pararnos y observar detenidamente lo que hacen los niños. Así se aprende mucho sobre el modo de ser de un niño. Estos indicios nos permiten discernir mejor por qué se comportan de cierta manera, lo que nos ayuda como padres, madres y cuidadores a tratarlos de una manera productiva que fomente su desarrollo. Cuando los niños perciben que los comprendemos y los tomamos en cuenta, desarrollan la confianza y un saludable amor propio. Trátelos con cariño y ternura. Sonia levanta al pequeño Jacob de la bañera. “¡Qué bonito hueles! ¡Qué guapo bebé eres!”, le dice al envolverlo en un paño suave y seco y darle un abrazo. El nene expresa su deleite con un chillido y se acurruca en los brazos de su mamá. ¡Qué divertido bañarse! Puedes hacer chapuzones y jugar cada día en un gran charco con juguetes y eres el centro de atención. A Jacob le encanta el tiempo del baño, cuando puede jugar con una pelota y Mami se encarga de mantenerlo seguro y limpiarlo. El niño sabe que está seguro y que es muy especial para esta persona en que confía tanto. Al ver un bebé preciosito, queremos arrullar, gorjear y entretenerlo para ver su maravillosa sonrisa. Los sentimientos de cariño no surtirán tanto durante los berrinches o el llanto extendido; pero afortunadamente, la mayoría de nosotros podemos sentir amor y eRelacionándose con las personas, los bebés llegan a conocer el mundo y su lugar en él. Las relaciones ofrecen el contexto amoroso que es necesario para consolar, proteger y animar a un niño y fortalecerlo para enfrentar el estrés. Mediante las relaciones, los niños pequeños desarrollan el bienestar social-emocional, lo que incluye la capacidad de entablar relaciones satisfactorias con otros, jugar, comunicarse, aprender, hacer frente a dificultades y experimentar los sentimientos. Además, las relaciones de tierno cuidado son esenciales para que el niño desarrolle la confianza en otros, la empatía, la compasión, la generosidad y la conciencia. El bienestar social-emocional a menudo se denomina ‘salud mental infantil’ entre los profesionales que trabajan con niños pequeños. En resumen, se trata de la capacidad que un niño desarrolla para experimentar y controlar los sentimientos, entablar relaciones seguras, explorar y aprender, dentro del contexto de la familia, la comunidad y la herencia cultural del niño. Cuide a su niño respondiendo a las necesidades del pequeño. Elena está dando de comer cereal a su hija de 8 meses, Jessica. La nena agarra la cuchara de la mano de Elena e intenta darse de comer a sí misma. Elena casi agarra la cuchara, pero en vez de hacerlo espera para ver lo que pasará luego. Los intentos de Jessica para alimentarse son lentos y la niña derrama mucho cereal, pero logra meter un poco a la boca. Elena observa que Jessica está absorta en comer por sí misma, pero también nota que la niña realmente no logra comer mucho cereal. Para resolver el problema, Elena saca otra cuchara y ofrece cereal a Jessica para complementar los esfuerzos de su hija. Aunque parezca simple lo que Elena hizo, puede ser bastante difícil. Cuesta tiempo aminorar la marcha de una actividad y fijarse en lo que hace un niño, u observarlo, a fin de aprender lo que su comportamiento puede significar. En este caso, Jessica enviaba el mensaje: “Mira, quiero intentar darme de comer a mí misma con una cuchara. ¡Puedo hacerlo!” Elena tenía que estar dispuesta a apartar un rato, tolerar un poco de suciedad y encontrar una manera de satisfacer las necesidades de Jessica, tanto de alimento para nutrir su cuerpo, como de una oportunidad de intentar algo nuevo – lo que nutre la mente. ¿Con cuánta frecuencia observa usted lo que hace su hijo? Desde luego que la respuesta es: “Lo observo todo el tiempo.” Sin embargo, a menudo pasamos tiempo con nuestros niños sin observarlos detenidamente. El observar implica contemplar lo que su hijo hace, escuchar lo que dice y aprender acerca de su forma particular de abordar el mundo. Por ejemplo, ¿aborda las experiencias nuevas directamente y sin esperar, o se retira un poco para observar las cosas nuevas e ir conociéndolas poco a poco? ¿Es muy reactivo y le comunica cómo se siente, o reacciona poco y es bastante desenfadado? Podemos aprender mucho apartando un rato para pararnos y observar detenidamente lo que hacen los niños. Así se aprende mucho sobre el modo de ser de un niño. Estos indicios nos permiten discernir mejor por qué se comportan de cierta manera, lo que nos ayuda como padres, madres y cuidadores a tratarlos de una manera productiva que fomente su desarrollo. Cuando los niños perciben que los comprendemos y los tomamos en cuenta, desarrollan la confianza y un saludable amor propio. Trátelos con cariño y ternura. Sonia levanta al pequeño Jacob de la bañera. “¡Qué bonito hueles! ¡Qué guapo bebé eres!”, le dice al envolverlo en un paño suave y seco y darle un abrazo. El nene expresa su deleite con un chillido y se acurruca en los brazos de su mamá. ¡Qué divertido bañarse! Puedes hacer chapuzones y jugar cada día en un gran charco con juguetes y eres el centro de atención. A Jacob le encanta el tiempo del baño, cuando puede jugar con una pelota y Mami se encarga de mantenerlo seguro y limpiarlo. El niño sabe que está seguro y que es muy especial para esta persona en que confía tanto. Al ver un bebé preciosito, queremos arrullar, gorjear y entretenerlo para ver su maravillosa sonrisa.
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